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Acompañamiento psico-emocional a través del arte

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Manifiesto

Foto del escritor: Natalia CardonaNatalia Cardona

Actualizado: 7 dic 2023

Sobre el lugar de lo artístico en Arteterapia.


A veces al des-naturalizar aquello con lo que venimos conviviendo de manera inconsciente, pasamos por una fase de extrañamiento y desconocimiento, como si eso nunca hubiera estado ahí. Atravesar una pandemia, como humanidad, iba a dejar secuelas, aprendizajes y rupturas. También, la incorporación cada vez mayor de accesorios tecnológicos iba a generar efectos. La desazón, la incertidumbre, la ansiedad, la confusión, las preguntas existenciales, la falla, la falta, el hueco, el vacío, la pregunta, el miedo. Ahora han salido a la palestra. La señora depresión, la señora ansiedad, la señora "mal de la cabeza", han sido citadas en el vocabulario popular y ya no pertenecen únicamente al dictamen médico o al secreto encanto de la vida privada.


Por un lado, dar nombre o usar un mismo nombre para varias cosas hasta ahora intangibles, nos permite visibilizarlo, señalarlo y hacernos cargo de esa aparición. Por otro lado, en ese extrañamiento de lo que antes era normalizado en un campo inconsciente, nos hace ver como prótesis extraña algo que siempre hizo parte de nuestra constitución.


Una persona silenciosa, muy silenciosa, extremadamente callada o que parece muda, tiene dos caminos: dar valor a su forma de estar, integrándose; o discriminar su forma de estar, separándose. Sugerirle ir al psiquiatra puede ser una camino, pero acompañarlo en su silencio, rescatando las otras formas de decir a las que su cuerpo aunque no lo quiera está apelando, es otro camino.


Lo que hacemos, desde el Arteterapia, es tomar el camino de la aceptación y de la validación de esa forma de estar. Y esto tiene una estrategia de transformación. Cuando aparece el síntoma, ese llamado inconsciente que alberga una información para nuestro lado consciente; la única vía de posible transformación es la indagación del síntoma y para que este síntoma no sea esquivo ni se resista a entablar un diálogo, debe sentirse aceptado tal cual existe.


Es parecido al corazón del tímido, que cierra sus puertas hasta encontrar una persona en frente que demuestra estar dispuesta a abrazar lo que salga al abrirse.

Es parecido a las personas que con su escucha logran que hablemos de las partes mas oscuras de nuestro ser y salgamos renovadas.

Es parecido a nuestros miedos y angustias que se esconden de la luz del día y de la noche, hasta encontrar el gesto amable de alguien interesado en nuestra humanidad, de repente hablamos y la soledad desaparece.

Es muy parecido a cuando los bebés de pocas semanas de nacidos lloran desconsoladamente hasta sentir los brazos amorosos rodeando su indefenso cuerpo.


Ese llanto es el síntoma que trae un mensaje, ese silencio, esa pataleta, esa compulsión, esa depresión, esa ansiedad.

Los seres humanos no tenemos más camino que conocernos a nosotros mismos para descubrir la naturaleza de la vida y para que la sabiduría canalice el mensaje de lo intangible, que de otra forma deriva en síntoma.


En Arteterapia, la creación artística ocupa el lugar de los brazos que acogen diversidad e infinitud de formas de vida.

Los artistas se han caracterizado por su valentía, su rebeldía, su originalidad, su excentricidad, Los artistas han sido dueños del síntoma, pero también del espacio potencial de explorar un "hacer con el síntoma". Los artistas han sido la posibilidad de estar dentro y fuera del sistema cultural, han sido la creación de senderos donde sólo hay selva, y la creación de selva donde sólo hay senderos. Los artistas han explorado a través de los colores, los espacios, las imágenes, los sonidos, los movimientos, han explorado multiplicidad de maneras de estar en el mundo. Los artistas jugaron la obra musical para orquesta que creó el músico John Cage, que consistía en estar en silencio 4 minutos 33 segundos. Entonces, si viene una persona a tí, y se queda en silencio aunque le preguntes o le solicites hablar de un tema, es la visión del artista la que puede rescatar a esa persona de una obra eterna, y ponerle pausas a su obra. Es esa visión la que acepta la irracionalidad y la falla, para hacer con ella algo tangible. Habiéndolo hecho, la persona ahora no es su síntoma. La persona ahora es capaz de observar su síntoma como un fenómeno que le ocurre, que emergió, que tiene una historia y una duración. Ahora puede ver que es una parte suya que emerge cuando necesita algo que no tiene palabras para decirse.


Con el tiempo, el síntoma se convierte en un color, en una forma, en una obra. Con el tiempo ese color o esa forma se convierte en palabras: una exclamación de ayuda, "no me escuchas" "no me siento escuchado" "no resisto no escucharte" "no estoy seguro y en silencio soy inocente" "al hablar me expongo y al exponerme, me silencias". Numerosas posibilidades dentro de un síntoma que si aguardamos su existencia, no querríamos desaparecer.


El arte, en Arteterapia, es quien permite a la persona reconocerse única, extraña, extravagante, diversa, cambiante, histórica y en camino de reconocimiento. El arte en arteterapia acoge el desconocimiento y la incertidumbre frente a nosotros mismos y al devenir de la vida. Y nos pone los materiales más sencillos pero más versátiles para que hagamos con ello la forma que no existe, la palabra no inventada. Y con esa forma originaria, podemos des-identificarnos del malestar, des-identificarnos de la emoción encarnada y entonces esta continúa su órbita.


Tejemos una relación con lo que nos ocurre, una conversación y un camino de exploración.

Para decir que como humanos no lo sabemos todo, no lo conocemos todo, no lo controlamos todo, no lo podemos todo. Para decir que somos orbitados, atravesados y llevado en el curso de la vida con apenas un pequeño prisma de albedrío que muchas veces se encuentra más empañado que cristalino. Y que en esa perspectiva, la falla no es una molestia, la falla es nuestro origen. La falla no es una impertinencia incómoda, sino el recordatorio del barro con el que estamos hechos.


La falla reconocida se convierte en la vulnerabilidad, en la empatía, en la compasión y en la humildad. La falla nos saca de nuestro egocentrismo y nos deja leernos como seres en relación. Seres perturbables, cambiantes y perecederos.

La falla marca nuestra presencia en la existencia y nos expone a la necesidad de ser creadores recursivos de nuevas formas y silencios que armen nuevos puentes con la realidad de estar en el mundo.

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